Hay demasiada gente sola
en esta ciudad,
se esconden bajo una gorra,
en alguna cerveza, o enfrente de ti,
quizás aquella mujer.
Están ahí fuera,
esperando que alguien pregunte,
ahí justo, en la barra del bar,
esperando el autobús de las ocho,
o vendiéndote una hamburguesa
tras una sonrisa sin celo.
Pero cómo podrían tenerlo.
Nadie les va a preguntar,
nadie les va a hacer vivir,
si no alzan la vista
nunca podrán entenderlo.
La vida no espera a los hombres,
el tiempo no pausa los dramas,
el sexo no cambia las cosas
y el miedo no te hace incapaz.
Pero hablar desemboca en sentir,
sentir nos condena a pensar,
y pensar y sentir,
hace tiempo que ya no se llevan.
Sucia ciudad, plástica vida,
agáchate bien al salir.
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